Opinion: Eurocentrísmo estético en la arquitectura mexicana

Por Javier Medina

Imagen

¿Cuál arquitectura mexicana?- fue la pregunta lanzada por mi profesor de Arquitectura en México siglo XX mientras exponía su ponencia sobre la arquitectura europea que influenció a nuestro país en dicho siglo. En ese momento la mayoría del grupo asentimos ante la pregunta retórica que resonó en el salón de clases, ya que no buscaba una respuesta de parte de nosotros sino una consciencia. Tal vez en ése momento lo que debió producir entre los alumnos de arquitectura era un cierto malestar, enojo, rabia, agruras, qué se yo que no fuese un simple sí con la cabeza, pues se nos estaba diciendo que no tenemos realmente, estrictamente, puramente una arquitectura mexicana sino una mera y tangible influencia europea. Hace aproximadamente 3 años y medio que escuché esa pregunta y hasta ahora comprendo un poco más el tema.

Ahora, para entender el punto central de este texto, el eurocentrismo estético, debemos saber qué es éste y desde qué época se remonta. Intentaré explicarlo muy burdamente y de manera sencilla.

Aristóteles, el gran filósofo de la época clásica, escribió en su tratado sobre política: “Sí, el griego tiene derecho a mandar al bárbaro, puesto que la naturaleza ha querido que bárbaro y esclavo fuesen una misma cosa.”1 Afirmando con esto que el esclavo es esclavo por naturaleza. El griego se consideraba a sí mismo como “ser” y quien no era griego entonces no era, era “no-ser” a raíz de este pensamiento surge el “Ego conquir”, es decir, el “Yo conquisto” Porque como ser superior, o mejor dicho como “ser”, se consideraba a sí mismo como un animal pensante superior, el “Ego cogito” o sea, “Yo pienso”. Conforme avanzó la civilización en esa área, y con la influencia de los griegos, el hombre europeo fue arrastrando este pensamiento haciéndolo cada vez más sofisticado hasta ser retomado por grandes filósofos como Hegel (con su absolute Wissen2) y Kant (con su ich denke3) de tal manera que cuando se “descubre” América y se abre el globo, los españoles al llegar al “nuevo” continente se preguntan si realmente las personas aquí eran hombres racionales, o sea, europeos.

Al llegar a la conclusión de que no lo eran deciden que pueden conquistar y vencer, dicha conquista es geográfica, política e ideológica. Ésta última se nos ha vendido y aceptado hasta ahora en nuestros centros educativos diciéndonos que el gran imperio del mundo es Europa, de esta manera Europa se entronizó y fetichizó a sí misma creyendo que era ella la representante de Dios en la tierra. ¿Cuántas veces hemos escuchado algo así incluso por nuestros compañeros? Pensando y diciendo cuán lejos estamos de ser como Europa. De eso se trata el eurocentrismo, de caer en la idea de que Europa es el centro del mundo y nosotros como latinoamericanos somos la periferia de dicho centro, que debemos mirar y seguir su pensamiento, y que al final somos “esclavos por naturaleza” de Europa.

Dicho esto, lo que nos concierne aquí es la estética eurocentrísta (ya que Europa, con su respectiva prolongación que es Estados Unidos, domina todo el pensamiento). La estética, palabra propuesta por el esteta Baumgarten, usada en su forma original como ciencia que estudia la sensibilidad y no usada en su forma casi vulgar y tradicional de referirnos a un objeto “bonito”.

 Enrique Dussel, filósofo argentino escribe: “Desde el «yo conquisto» al mundo azteca e inca, a toda América; desde el «yo esclavizo» a los negros del Africa vendidos por el oro y la plata logrados con la muerte de los indios en el fondo de las minas; desde el «yo venzo» de las guerras realizadas en India y China hasta la vergonzosa «guerra del opio»; desde ese «yo» aparece el pensar cartesiano del ego cogito.”4

Ese Ego cogito hizo razonar al hombre europeo, cuando llego a América, que lo que aquí se hacía no era arte porque el arte sólo lo hace el hombre, y los indígenas como no eran hombres, es decir europeos, no creaban arte sino más bien otra cosa, tal vez “artesanía”. Al ver que el indígena carecía de arte se emprendió no sólo una misión de evangelización religiosa sino también una evangelización esteta. Dicha evangelización tuvo gran éxito no sólo en México sino en toda América latita, África y parte de Asia. Ahora “Esta es la cultura [la europea] con la que se pretende medir a todo otro grado cultural. La Gioconda mide a todo otro cuadro; la Quinta Sinfonía de Beethoven clasifica a toda otra música; Notre Dame es el prototipo de toda iglesia.”5.

En nuestra institución misma se nos han enseñado las grandes corrientes de la arquitectura europeas. Sí claro, tenemos arquitectura mesoamericana y demás, pero como corrientes arquitectónicas solo podemos seguir al funcionalismo, racionalismo, tecnocracia, formalismo, expresionismo, etc. Siendo todas estas corrientes europeas.

Podemos claramente objetar que tenemos grandes artistas y arquitectos mexicanos que han influenciado a otros países, pero incluso nuestro gran premio Pritzker tuvo una etapa en la que claramente fue influenciado por Le Corbusier, nuestra gran y querida casa de estudios fue construida bajo el pensamiento funcionalista.

Ahora, no se trata sólo de ir en contra de una ideología euro-céntrica, sino de liberarse de dicha ideología. Esta nueva generación de arquitectos debe no solamente conocer perfectamente la teoría de la arquitectura europea sino también de crear una arquitectura transmoderna. Sé que es difícil asimilar este tipo de términos así que digamos una arquitectura transeuropea, es decir una arquitectura “al otro lado”, “más allá de”; una arquitectura desde nuestra cosmovisión como latinoamericanos y que surja como una arquitectura al nivel de la otra, la europea. Una arquitectura que no sea alienante sino que se pueda ver a la cara con la otra, uno a uno, sujeto a sujeto, arquitectura a arquitectura.

Termino, como escribe Dussel en su Filosofía de la liberación: «Dios ha muerto’, es decir, Europa ha muerto… y con ella Estados Unidos con su cuantitativa prolongación.» ¿Por qué no decir esto en nuestro pensamiento arquitectónico? “Notre Dame ha muerto”.

1 Política de Aristóteles
2 Absolute Wissen, al.: saber absoluto
3 lch denke, al.: yo pienso
4 Filosofía de la Liberación de Enrique Dussel
5 Filosofía de la Liberación de Enrique Dussel

Acerca de SebastianMitl

Aquitecto de profesión, chilango de nacimiento, nerd por gusto.

Publicado el 11 febrero 2013 en Uncategorized. Añade a favoritos el enlace permanente. 2 comentarios.

  1. Atinada opinión acerca del fenómeno del llamado eurocentrismo como manifestación del aparato de control ideológico trasnacional. Difiero sin embargo en algunas partes del documento, específicamente la final.
    «Arquitectura» «estética» e incluso «Latinoamerica» o «México» Son nociones propias del discurso hegemónico que encubren un conflicto atroz y muy frecuentemente negado: La Lucha de Clases. Son, obviamente, parte de un discurso que los poderosos hablan mucho, pero que está diseñado para que los desposeídos crean. La afirmación de no existencia de una arquitectura mexicana, raya en lo surrealista, ya que la mayoría de los habitantes de éste país vivimos en casas producto de la arquitectura mexicana. En todo caso, se podría decir que no existe una arquitectura mexicana burguesa genuina, pero eso no implica que no exista una arquitectura mexicana profundamente arraigada y viva y que genera soluciones todo el tiempo, aunque éstas no nos parezcan «estéticas» desde un punto de vista burgués, que es el hegemónico y que decide a que aplica qué atributos, ya que ostenta el monopolio del discurso culto.
    Así, el Eurocentrismo parece en el momento histórico que vivimos, un fenómeno mucho más importante de lo que seguramente será cuando haya transcurrido un poco más de historia. Lo innegable es la existencia de por lo menos dos clases sociales -el proletariado y la burguesía- que están en conflicto permanente y de las cuales solo una (la burguesía) tiene conciencia de ser. He discutido en muchas ocasiones con quien defiende la idea de ser de una clase media que no se puede más que cosméticamente diferenciar de «los más pobres», mientras que un burgués nunca negará serlo.
    Así pues, para la élite del mundo, ideas como nación son absolutamente irrelevantes, pertenezcan nominalmente al país que pertenezcan, tienen los medios para moverse libremente por todo el mundo (un ejemplo casi caricaturesco de ésto es que los hermanos Bin Laden se encontraban todos menos Osama en territorio norteamericano el 11 de septiembre de 2001). Así, si seguimos con la retórica impuesta a la clase sometida, jamás seremos «Arquitectos» verdaderos y puros, ya que la arquitectura es lo que los centros de poder dicen que es, ellos la definieron y ellos buscan perpetuar la situación en el tiempo y en el espacio. La arquitectura como obra habitable construida ha sido en México siempre genuina y siempre ha existido. Nos toca asumir que es como es, dejar la periferia (que es relativa al centro) para volvernos «excéntricos».

  2. Se me hace una postura muy culturocentrista y sesgada en contra de europa. Creo que es un error pensar que una cultura es un fenómeno aislado que se contamina si es influida externamente, la cultura es dinámica, e imposible de detener y preservar sin cambios a través del tiempo, todas las culturas son el resultado de una infinidad de factores que difícilmente podríamos determinar en su totalidad y mucho menos controlar.
    Es verdad, somos muy racistas y clasistas los mexicanos, rechazamos lo propio y anhelamos lo externo; pero esa actitud no tiene que ser remplazada por un rechazo a lo externo. Todo el conocimiento es valioso y útil. Notre-Dame sigue majestuosamente erguida, pero eso no significa que la cultura mexicana (y la arquitectura como una de sus manifestaciones) no pueda estarlo también.

Deja un comentario